Mª5, Jose, Antoni T.
Voy a hacer en este caso concreto (la estancia en Puente Viesgo) de una defensa a la mesa compartida.
Entramos mi mujer y yo los últimos al comedor y el camarero nos acomodó junto a otra pareja de comensales. Pronto nos dimos cuenta que eran cultos y entrañables. Al día siguiente ella cumplía los 80 años (magníficos, por cierto). Preparamos una fiesta y lo pasamos genial. Fue mutuo el sentimiento de amistad y ya estuvimos casi todo el tiempo juntos. En este caso ganamos, porque conocimos a dos personas que de alguna forma enriquecieron nuestra estancia. Les mando un abrazo muy fuerte a Carolina y Paco.
De cualquier forma, estoy de acuerdo con los compañeros que quieren comer solos, creo que la mejor fórmula es, que el hotel contemple la posibilidad de comer solo, con tu pareja o con quien te apetezca. Saludos
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Por: Karmelo
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